Siempre me habían dicho que, por aquí cerca, había nacido, hacía ya unos pocos años, alguien muy amigo de la familia. Me lo contaban con la misma fuerza con la que una madre cuenta el nacimiento de su hijo.
Y se lo oí contar a mucha gente, y a casi todos con la misma intensidad.
Así, ahora, recuerdo, entre ellos, a mi maestro ¡lo contaba tan bien que no parecía cierto! Y a mi madre y al cura de mi barrio. Incluso, con figuritas de barro lo representaban en una esquina de la sala central de la casa. Yo era aún muy pequeño.
Y a mi siempre me gustó. Pero, ¿por qué? ¿por qué así?
Me dijeron que todo ocurrió de una manera muy sencilla, ...y pobre. En un lugar donde no eran conocidos, lejos de la familia y del calor del hogar. Lejos del pueblo y de los amigos.
Me dijeron que los pastores de la zona acudieron a llevarle, apenas se enteraron, un poco de comida y de abrigo. Quizá también un poco de apoyo.
Y me dijeron, y coincidían todos los que me lo contaron, que quien nació era un niño encantador, tierno, divino. Como todos los niños, me imagino. Pero ellos me decían que no, que era un niño distinto.
Yo, como poco sabía de aquello, se lo creía todo. Y ...así pasaron los años. Yo crecí. Me hice un hombre. Y ahora, con bastantes años a cuestas, me doy cuenta que sí, que aquél niño era distinto. Que era niño, ciertamente, pero no un niño cualquiera.
Y esto lo supe, que no era del todo como los demás, más tarde, treinta años después, cuando lo mataron, porque ¡lo mataron! ¿sabes?. Sí, lo mataron.
Que ¿por qué? ...Tú, ...¿qué crees?
¿Es que acaso puede vivir por mucho tiempo entre los hombres sin que le pase nada, alguien con ideas como las de él?
Que ¿a qué ideas me refiero? Mira a tu alrededor y lo notarás enseguida.
Y se lo oí contar a mucha gente, y a casi todos con la misma intensidad.
Así, ahora, recuerdo, entre ellos, a mi maestro ¡lo contaba tan bien que no parecía cierto! Y a mi madre y al cura de mi barrio. Incluso, con figuritas de barro lo representaban en una esquina de la sala central de la casa. Yo era aún muy pequeño.
Y a mi siempre me gustó. Pero, ¿por qué? ¿por qué así?
Me dijeron que todo ocurrió de una manera muy sencilla, ...y pobre. En un lugar donde no eran conocidos, lejos de la familia y del calor del hogar. Lejos del pueblo y de los amigos.
Me dijeron que los pastores de la zona acudieron a llevarle, apenas se enteraron, un poco de comida y de abrigo. Quizá también un poco de apoyo.
Y me dijeron, y coincidían todos los que me lo contaron, que quien nació era un niño encantador, tierno, divino. Como todos los niños, me imagino. Pero ellos me decían que no, que era un niño distinto.
Yo, como poco sabía de aquello, se lo creía todo. Y ...así pasaron los años. Yo crecí. Me hice un hombre. Y ahora, con bastantes años a cuestas, me doy cuenta que sí, que aquél niño era distinto. Que era niño, ciertamente, pero no un niño cualquiera.
Y esto lo supe, que no era del todo como los demás, más tarde, treinta años después, cuando lo mataron, porque ¡lo mataron! ¿sabes?. Sí, lo mataron.
Que ¿por qué? ...Tú, ...¿qué crees?
¿Es que acaso puede vivir por mucho tiempo entre los hombres sin que le pase nada, alguien con ideas como las de él?
Que ¿a qué ideas me refiero? Mira a tu alrededor y lo notarás enseguida.
1 comentario:
Este comentarios te le dedico a ti Fidel que tasntos y tan ilustrativos son los textos que nos pones.Un abrazo.Hugo.
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